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¿Cómo catar un vino?

Para algunos, catar un vino es una pasión, pero para la mayoría, es un misterio.

 

A pesar de que para catar un vino de manera correcta se necesita conocimiento y experiencia, existen conceptos básicos que nos pueden ayudar, y uno de ellos es saber qué estamos buscando en el vino cuando lo probamos.

 

Lo más sencillo es acordarnos de los cinco sentidos, los cuales son necesarios para el proceso de cata.

 

1. Vista: al tomar la copa (por el tallo para no calentar el vino), la inclinamos unos 45 grados, mejor sobre un fondo blanco; observamos su brillo y su color. Esto nos da una idea acerca de la edad del vino, su graduación alcohólica y el tipo de uva.

 

2. Olfato: primero lo olemos sin agitar la copa, para recibir a través del olfato, información propia de la uva y el terreno: son los aromas primarios. Luego la agitamos para que se ponga en contacto con el oxígeno, y así percibimos los aromas de la fermentación y vinificación: son los aromas secundarios. Los aromas terciarios son conocidos como “bouquet” y están relacionados al proceso de crianza.

 

3. Gusto: luego procedemos a probarlo; se prueban el sabor (dulce, ácido, salado, amargo), la astringencia (o “sequedad de boca”, que se relaciona con la presencia de taninos), y la permanencia en boca (cuánto tiempo tarda en desaparecer su sabor y sus características, y qué sensación nos deja).

 

4. Tacto: cuando probamos el vino, también podemos conocer su textura; podemos saber si es suave (sedoso), astringente o rugoso, dependiendo de la sensación en la lengua.

 

5. Oído: podrán preguntarse, ¿qué tiene que ver este sentido con una buena cata? Pues no solo se trata del sonido del líquido al dejar la botella, sino del chocar de las copas y el decir ¡salud!

 

Es la mejor parte: un buen vino, amigos y una buena conversación…