Cuando se visitan lugares que se encuentran a gran altura sobre el nivel del mar, los visitantes con frecuencia padecen de un típico mal conocido como el mal de altura, soroche o mal de
montaña.
Se debe principalmente a la falta de oxígeno y al enrarecimiento del aire, y se caracteriza por mareos, disminución de la presión arterial, dolor de cabeza o trastornos respiratorios
(falta de aire); también se pueden presentar náuseas, vómitos y fatiga.
¿Cómo evitarlo?
- Consultar con su médico antes del viaje, sobre todo si toma algún tratamiento o padece alguna
enfermedad.
- Dése un tiempo para “aclimatarse”, por lo menos 24 horas; por esto es mejor llegar un día antes de
empezar su recorrido. Lo ideal es reposar apenas llegue.
- La ingesta de líquidos es sumamente importante debido a que ayuda a contrarrestar los efectos de la
altura, que en buena parte son potenciados por la deshidratación. Tome de 4 a 6 litros de agua al día.
- No consuma alimentos pesados el primer día, más bien haga dieta blanda.
- Evite realizar caminatas largas el primer día y si las realiza es mejor que vaya acompañado.
- Utilice ropa adecuada, que no le incomode o provoque fatiga o asfixia.
- Consuma productos como mates o infusiones de coca; también hay pastillas y caramelos, que son fáciles
de conseguir. Por ejemplo, en el aeropuerto de Cusco le darán un té como bienvenida.
- Hay personas que no sienten un solo síntoma, y otras que sí deben guardar reposo un día. Si viaja con
niños, puede hablar antes con su pediatra, pero lo más frecuente es que ellos se adpaten mejor que los adultos.