
Durante años se asoció el vino rosado con un vino de calidad inferior; ese no es el caso hoy en día, pues existen rosés para todos los gustos, desde vinos ligeros y fáciles de tomar, hasta más complejos, estructurados y añejados en madera.
El origen del vino rosado parece estar en Bordeaux, Francia, cuando empezó la elaboración, en el siglo XIX, de su famoso Clairette, que era el favorito de los ingleses, quienes desde épocas medievales eran sus principales compradores.
El rosado se produce cuando las pieles de las uvas tintas tocan el mosto por poco tiempo; mientras algunos vinos tintos fermentan durante semanas en contacto con pieles y hollejos, los vinos rosados se tiñen de rojo en pocas horas. Esto lo decide el enólogo en la bodega, que determina el tiempo de contacto cuando se obtiene el color deseado.
El vino rosado aborda todos los matices de colores posibles entre el blanco un poco teñido (blush) al tradicional "clairette" que parece más un tinto ligero.
Dicho esto, podríamos pensar que cualquier uva tinta puede servir para elaborar un buen rosé, sin embargo hay varias cepas que son las preferidas para elaborar rosados. Y el tipo de cepa va a determinar en gran medida el color y las características aromáticas del vino.
Existen 4 métodos para elaborar un vino rosado:
1.Por prensado directo: las uvas se estrujan y se prensan (igual que en los vinos blancos). Esto extrae un poco de color de las pieles, y da como resultado los rosados más pálidos y delicados. Ejemplo: los vinos de Provence en Francia.
2.Por maceración corta: las uvas se estrujan y se dejan macerar antes del prensado, por un tiempo corto, que puede ir de 2-20 horas y que es determinado por el enólogo. Esto produce vinos más oscuros, como algunos de Provence y del Languedoc-Rouisillon.
3.Por mezcla de vinos: consiste en añadir vino tinto a un vino blanco. Este método no está permitido en la Unión Europea, excepto en la región de Champagne, en la eloboración del Champagne Rosé. En el nuevo mundo se usa este método para elaborar vinos rosados económicos.
4.Por “sangrado” (bled o saignée): es cuando, en las primeras horas de la fermentación, se separa un mosto para elaborar el rosado. Da vinos con un color más denso.
Los aromas más frecuentes en un rosé son: frutales (fresa, frambuesa), florales (rosa), cítricos (lima, cascara de limón), fruta de hueso, melón dulce y ruibarbo, pero como mencioné, dependen en gran medida de la cepa utilizada.
Las cepas que con mayor frecuencia se usan en la elaboración de rosados son:
-Grenache (Garnacha)
-Pinot Noir
-Cabernet Sauvignon
-Cinsault
-Mourvèdre (Monastrell)
-Syrah
-Sangiovese
-Tempranillo
-Cabernet Franc
-Zinfandel
-Blends de algunas de ellas; esto es frecuente en el sur de Francia.
Los vinos pueden ser de predominio frutosos (Garnacha, Pinot Noir, Sangiovese, Mourvèdre, blends de Provence) o más bien de sabor más mineral y herbáceo (Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah, blend de Côtes du Rhône) o dulces (White Zinfandel). Además muchos espumosos, incluyendo el Champagne, puede ser elaborados como rosés.
En cuanto al maridaje, ese arte de combinar vino y comida para resaltar el sabor de ambos, el vino rosado muy versátil: solo es un excelente aperitivo, para abrir nuestro apetito antes de empezar el almuerzo o la cena; o bien, muy buen acompañante de ensaladas frescas, con algo de fruta; y para platos principales, es excelente para acompañar sushi o comida asiática, quesos frescos o maduros, comidas ahumadas, algunas picantes como la mexicana, o carnes de sabor suave y cocción leve como cerdo y pollo.